Homenaje a Berlanga por los 55 años de su "¡Bienvenido, Míster Marshall!"
Querido diario:
Acaba de publicarse un libro sobre el rodaje de "¡Bienvenido, Mister Marshall!" y la Academia del Cine ha aprovechado para hacerle un homenaje a su director, Luis García Berlanga. Con banda municipal y todo, vestida con los trajes originales que se utilizaron en la película. Incluso han asistido muchos de los vecinos de Villar del Río, o sea, de los vecinos de Guadalix de la Sierra que trabajaron como extras.
También estaba Manuel Alexandre, que era uno de los secretarios del Alcalde Isbert. Antes de ayer cumplió noventa años. Se quejó de que de la gran filmografía de Berlanga se le recuerde únicamente por "Bienvenido...", algo que no es del todo cierto, aunque sí que es su película más identificativa. Y es que como destacó Víctor Matellano, el autor del libro, es una película con una peculiaridad que la distingue de todas las demás: que le gusta absolutamente a todo el mundo.
Víctor Matellano ha contado que lo mejor de escribir "Rodando... ¡Bienvenido, Mister Marshall!" (que así se llama el libro) han sido las risas que se han echado Berlanga (que escribe el prólogo) y él durante las entrevistas. Pero a pesar de que el maestro mantiene su buen humor, su salud le ha impedido asistir al homenaje. Al preguntarle a Matellano cómo está Berlanga ha dudado unos segundos para luego decir: "Está en una situación delicada".
Quién ha ido en su representación ha sido su hijo Jorge Berlanga, que ha recordado cómo su padre le contaba que durante el rodaje no había letrinas y, por ejemplo, Pepe Isbert tenía que espantar a pedradas a los curiosos que iban a charlar con él mientras se encontraba en cunclillas, en el campo, haciendo sus necesidades. Tampoco había hoteles. "Pepe Isbert se alojó en casa de una amiga mía, pero claro, yo era muy pequeña y no participé en la película", recuerda una de las asistentes. "Fue un año de fiesta el del rodaje, nosotras en el colegio y la profesora intentando dar clase mientras pasaba la orquesta bajo la ventana", dice su compañera.
"Yo era uno del montón, de los que hacían bulto", recuerda otro señor que al poco de acabar la película se fue a Estados Unidos a estudiar y luego a trabajar a Miami. Recuerda que allí no se nos saludaba a los españoles con tanta alegría. Se enorgullece de haber dejado de recoger patatas unos días para trabar en esa película por quince o veinticinco pesetas. "Ni se me veía la cara... pero lo que quiero destacar de esa película es que fue una película muy valiente... en aquel momento no lo pensábamos, pero viéndola hoy se da uno cuenta de lo valiente que fue Berlanga".